La posibilidad de conocer sigue siendo el objetivo de estas horas y es por ello que nos metemos en el Convento de Santo Domingo, donde está la tumba que guardan los restos de Santa Rosa de Lima, Rosita como les decían sus allegados.
La historia del virreinato se viene encima ante el relato del guía quien con lujos de detalles habla de la creación de este convento con su razones religiosas y hasta las reglamentaciones que a estar de nuestros días, hablaríamos de discriminatorias, pero hablamos de más de 400 años atrás.
Tras la descripción de las funciones de cada uno en el mismo y sus distintas dependencias y claustros llegamos al lugar donde quienes habitamos Las Rosas, nativos o por adopción, nos toca de cerca.
Primero la historia de esta mujer que sin ser religiosa no haber estado de lleno en esa actividad, se dio por los semejantes a riesgo de autolastimarse para hacer el bien.
Sus imágenes en pinturas que irradian la paz de su mirada, su cara angelical y el respeto de todos por ella.
La recorrida sigue y bajamos al lugar donde están los restos de Santa Rosa de Lima y el relato del porque ese lugar, la devoción de los nativos ante la muerte que hizo que se tomaran prevenciones para que no dañaran su cuerpo, ya que todos querían tener un recuerdo de la santa que los había ayudado, hasta se dice que uno de los dedos de su pie fue mutilado.
Allí a nuestro frente estaba la tumba de la Patrona de nuestra ciudad despertando una sensación rara e indescriptible no era para menos “estábamos ante la tumba de Santa Rosa de Lima”.
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